Ya está aquí el buen tiempo, y quieres salir a comerte el mundo. Te apetece que te dé el sol en la cara, coger velocidad, sentir el suelo bajo los pies y el cielo sobre tu cabeza. Tienes ganas de andar, correr, saltar y revolcarte por el suelo si hiciera falta.No, no estamos diciendo que pierdas los estribos y vayas por ahí asustando a la gente. Seguro que sabes a qué nos referimos. Más bien se trata de reconectar con tu libertad, descubrir cómo todo está en movimiento y sentirte más cómodo que nunca.